El portugués Costa califica de «repugnante» la insolidaridad
de Holanda y su intento de estigmatizar a Italia y España en esta crisis
Hasta las formas caen en barrena. La tensión se ha disparado
en el seno de la Unión Europea después del fracaso de la videocumbre que los
jefes de Estado y de Gobierno mantuvieron el jueves. Seis horas tiradas a la
basura, que han evidenciado ese desgarro entre el norte y sur, siempre latente
pero que no se había manifestado con tanta intensidad desde la crisis
financiera de hace una década. De «repugnante» calificó el primer ministro
portugués, Antonio Costa, la actitud prepotente de Holanda, que parece empeñada
en subrayar que la pandemia no solo no va con ellos sino que desliza la culpa a
los países que la sufren de modo más implacable.
Lo dicho por Costa fue elocuente. «Es un discurso repugnante
en el marco de la UE. La expresión adecuada es esa: repugnante», remarcó. El
destinatario concreto de esas palabras era el ministro holandés de Finanzas,
Wopke Hoekstra, quien según el diario 'De Volkskrant', ha requerido a la
Comisión Europea un informe sobre por qué unos países han acumulado reservas
financieras durante los años de expansión económica (el suyo y Alemania)
mientras otros (léase Italia y España) no lo han hecho. «Un insulto grave» que
planeó sobre la reunión del Eurogrupo del pasado martes y que ha evolucionado
como aluvión de reproches.