Moscú, San Petersburgo y otras doce ciudades, además de Toronto y Tel
Aviv, marchan contra la«persecución de mujeres» promovida por Putin
El paréntesis en las movilizaciones contra el presidente,
Vladímir Putin, abierto por el principal líder opositor ruso, Alexéi Navalni,
tras sus continuas condenas a penas de prisión menor, finalizó ayer con marchas
de protesta a lo largo y ancho del país, pero no convocadas por él. Detrás de
las concentraciones celebradas en Moscú, San Petersburgo y otras 12
localidades, además de Tel-Aviv y Toronto, está la ONG Rusia Abierta, fundada
por el antiguo patrón de la petrolera Yukos, Mijaíl Jodorkovski.
Resulta que,
desde el 23 de enero, está en arresto domiciliario, en la ciudad de Rostov del
Don, la activista de Rusia Abierta Ekaterina Shevchenko, contra quien se ha
incoado una causa por «pertenencia a organización indeseable». Es la primera
vez que se imputa a alguien en el país por este delito y, de ser hallada
culpable, podría afrontar seis años de prisión. Rusia Abierta fue incluida en
la lista de ONG «indeseables» por promover acciones dirigidas, según
Jodorkovski, a «fortalecer la sociedad civil».
En los actos de
ayer, convocados bajo el nombre de la 'Marcha de la ira de las madres',
participaron decenas de miles de personas y se practicaron numerosas
detenciones al no haber sido autorizadas por las autoridades. Y eso que en
Moscú hubo pocas pancartas y se presentó la manifestación como un simple «paseo
colectivo» a través del anillo de los bulevares sin invadir las calzadas.
Lo que sí se
corearon fueron consignas como «abajo el poder del FSB», los servicios
secretos, «Putin no es nuestro zar» y «libertad para los presos políticos». Se
vio también alguna bandera ucraniana en solidaridad con el país vecino y una
pancarta acusando al jefe del Kremlin de «pisotear la Constitución».
También la
militante de Rusia Abierta Liya Milúshkina está encarcelada, pero lo que más ha
indignado a las mujeres que se manifestaron ha sido que Shevchenko fuera puesta
bajo arresto domiciliario cuando una de sus hijas, de 17 años de edad,
agonizaba en el hospital a causa de una grave enfermedad que arrastraba desde
hacía tiempo.
Amenaza de Jodorkovski
La menor falleció
el 31 de enero sin que pudiera verla su madre, que tuvo serias dificultades a
la hora de lograr autorización para acudir al entierro. Jodorkovski, exiliado
desde su puesta en liberad en diciembre de 2013, escribió entonces en un
mensaje dirigido a la cúpula rusa que «la impunidad no será eterna».
La convocatoria
de Rusia Abierta a unirse a las marchas señalaba que «la persecución de
mujeres, de madres que quieren un futuro mejor se ha convertido en algo
habitual». En Moscú, al frente de la marcha, estaba la periodista y politóloga
rusa, Marina Litvinóvich, antigua colaboradora del presidente de Yukos. Tras
finalizar el acto, un grupo de manifestantes continuó la protesta en el Plaza
Pushkin, en pleno centro de la capital rusa, gritando «nos tienen hartos». La
Policía practicó en ese momento seis arrestos.
Amnistía Internacional
exigió el mes pasado la libertad inmediata de Shevchenko. AI recordaba la labor
de la activista en favor de los derechos humanos y subrayaba que está siendo
perseguida precisamente por eso, algo que «constituye un peligroso precedente».
En 2015, fue aprobada en Rusia una ley que permite a una comisión gubernamental
determinar qué ONG realizan una labor «indeseable», dictamen que supone el cese
de su actividad.
Oki Noticias